El
niño está encargado de cuidar a otros, más pequeños. Los tiene a su alrededor y
les cuenta historias que los distraen suavemente del desastre.
El niño narrador hace gestos con sus manos, cambia la voz de
acuerdo al personaje del que habla, hace ademanes teatrales, a veces
sorpresivos, que alborotan al corro que lo escucha.
La corresponsal de la BBC le toma fotografías. Sonríe
mientras hace esos retratos de niños que oyen cuentos. Enfoca bocas
entreabiertas y asombradas, ansiosos ojos grandes, sonrisas en dispares estados
de dentición.
Hay niños de todas las edades rodeando al niño narrador.
Por fuera de ese pequeño ámbito ilusorio, los hombres se
mueven dentro de la tragedia. Siguen tratando de rearmar el mundo.
Las mujeres tienen prohibido salir del perímetro para
conseguir leña. Trabajan con los hombres en la reconstrucción. Todos usan los
materiales rescatados y los que no están demasiado arruinados todavía. Los
apilan, los revisan, los seleccionan con cuidado. Luego los transforman en
casas.
La corresponsal de las BBC las inmortaliza en una serie de
documentos fotográficos. Mujeres de ropajes coloridos, cubiertas por telas que
parecen un festival de arte, revolviendo lo que queda de una aldea quemada.
Hay algunas pocas vacas esqueléticas que caminan también
entre los restos. Vacas y cabras. Vagan como perdidas a sus dueños, sonámbulas
y espantadizas. Como las mujeres, tampoco pueden salir fuera del cerco.
La corresponsal de la BBC las captura con su cámara. Captura
sus ojos atónitos y mansos, que se detienen a mirarla. Captura sus flancos
huesudos y su pellejo magro. Se pregunta cómo pueden sostener el peso de los
largos cuernos que exhiben sus cabezas calavéricas.
La impaciencia de la cámara recorre aquel espacio múltiple.
Ahora retrata a los hombres armados, polvorientos, transpirados y alertas, que
hacen guardia en puntos estratégicos.
Retrata al médico joven sentado a su pequeña mesa de
consulta. Retrata su larga fila de pacientes. Hombres y mujeres que llevan
muchos niños en brazos. Retrata a la enfermera que asiste el pesaje de los
niños. Retrata a los niños, colocados en una balanza romana, como una bolsa con
frutas de mercado se pesa en un platillo que pende de una improvisada
tirantería de caño.
El lente de la cámara regresa al niño narrador.
Repentinamente todos los niños corren. Algo sucede fuera del
ángulo de la toma que solamente capta ese darse a la fuga de los niños del
corro.
La corresponsal de la BBC baja la cámara y observa el claro
donde ahora los niños se reúnen y gritan y corren.
El Mayor ha conseguido una pelota. Ha rescatado una pelota en
el desastre.
La corresponsal toma una foto del partido de fútbol en que
los niños juegan con los hombres armados.
Todos ríen.
Es un momento de inmortal felicidad el de esa foto.
Rajel, entonces, llora.
(De: Caída de las patrias)