Qué somos, en resumen,
si no una parca herida melancólica,
un tajo en un papel
una desdicha tenue que el contacto enmascara.
No somos populares debido a la sonrisa
que aún nos permanece sin salir a la venta
ni somos populares por dispendio de manos
que fornican caricias en las que nunca creen.
Solos, como tigres antiguos ya sin madre
que aprenden de sus dientes, nos apareamos
en la última jungla que nos queda.
Feroz docilidad y hambre de vida
para el tercio final de un mal camino
trotamos mansamente compañeros de un vicio impertinente
como resulta la felicidad
cuando llega a destiempo de la brújula.