Ella me instiga al caos como a un arco reflejo
que libera lo dulce del hierro de mi zarpa,
la nobleza en la uña que se clava en la escarpa
y derrapa chirriando por la piel de su espejo.
La imagen se proyecta sobre un filo que brilla
como una amoladora imponiendo fisuras
con que grabar el nombre de sus piedras maduras
y la chispa gemido de su voz de cuchilla.
Apisona mi sangre si nivela el estorbo
de esta vida repleta de cadáveras vivas.
Nadie habrá como ella. De todas mis cautivas
sólo sobre su boca eyacula mi morbo.
Por hablarte de amor invento vientres
en un espacio árido o lascivo
en que la mente huela a fuego esquivo,
a inteligente voz en que concentres
el grito pernicioso de un poema,
la insólita clemencia en la palabra,
la urdimbre en que se teje o que se labra
el destino de toda cosa extrema:
lastimar.Un poema de amor en que no hiero.
Querer, lo que más quiero
Porque el amor se vuelve un agujero
busco tu voz y espero
poder dar.